A mil setecientos años del Primer Concilio ecuménico de la Iglesia, el pasado 27 de mayo el Servicio de Correos y Filatelia del Vaticano conmemoró este aniversario con una valiosa hojita filatélica que aúna belleza artística y profundidad teológica. El sello, tomado de uno de los frescos del majestuoso Salón Sixtino de la Biblioteca Apostólica Vaticana, representa con gran fuerza evocadora la asamblea de Nicea, convocada en el año 325 d.C. por el emperador Constantino.
En el corazón de un Oriente Medio herido por guerras, violencias y divisiones, la Iglesia dirige su mirada hacia una mujer pequeña, hija de aquella tierra martirizada, como un luminoso testimonio de esperanza y de paz. Se trata de la santa carmelita Mariam Baouardy (1846-1878), religiosa palestina canonizada por el papa Francisco en 2015, a quien el Servicio de Correos del Vaticano ha decidido rendir homenaje con un sello de la serie “Testigos de Esperanza”, emitido el pasado 27 de mayo en este año jubilar. Un gesto cargado de significado, que une espiritualidad, actualidad y profecía.